sábado, 31 de mayo de 2014

Los árboles




















(Viendo sus copas inclinarse a la luz, abrazar sus hojas las gotas de lluvia, agitarse sus ramas violentas con el viento iracundo, abrazar sus raíces la tierra que los sujeta, estremecidos todos ellos por la constelación de Orión en el cielo de octubre)

Aquella tarde de la primavera parecía escuchar el latido de los árboles, el flujo de su savia, el intercambio de agua, de luz y de nutrientes que tenían lugar en cada una de sus hojas. El Sol, el aire,el cielo lleno de luz combinaban sus alegres estados de ánimos con la gravedad y seriedad que demuestran siempre los árboles. La quietud y el inmovilismo aparente de sus raíces siempre hincadas en el mismo lugar como los hombres que nacen en un lugar determinado y se resignan a abandonarla porque solo acertarían a vivir y desplegar su existencia en base a unas coordenadas específicas que sus ojos ven e interpretan como únicas e inamovibles.Porque los árboles son como la Historia, ese sedimento de acontecimientos y realidades que vamos entretejiendo los humanos en los senderos de nuestro Destino como civilización. Ambos, árboles e Historia son siempre los mismos porque a golpe de vista somos incapaces de detectar o sospechar un mínimo de movimiento en ellos. La Historia la vemos siempre congelada en las páginas de los libros al igual que los árboles los vemos quietos y mudos en el paisaje.Ocurre lo mismo con nuestras vidas. Solo al final de nuestra vida, si tenemos la oportunidad, parece que nos es legítimo realizar un balance de nuestro caminar por la vida. El paso de los años nos facilita una perspectiva capaz de analizar, visualizar, valorar lo que llegamos a ser.Parece entonces que toda nuestra vida toma un realismo inaudito y los protagonistas, metidos en sus papeles, desempeñan sus roles con actitudes desiguales. La relación de unos con los otros impelidos por las circunstancias de cada momento tejieron la trama, la urdimbre de nuestra vida.Así también los árboles más o menos. Percibimos tan solo una "instántanea" o una imagen congelada de lo que son y por ello, muy inexacta e imparcial. Y dado que son seres muy longevos, más aún. El paso del tiempo y de los años va dilatando el aspecto o la forma de los árboles configurándose su fisonomía siempre a espaldas de nuestros torpes sentidos, miopes sentidos incapaces de visualizar los cambios acontecidos.Y es precisamente el paso del tiempo que nos ofrece una perspectiva o una atalaya desde la que podamos detenernos a observar, a procesar mentalmente los cambios, las transformaciones.Si fuéramos capaces de observar el desarrollo de una flor, de una hoja,de un fruto al igual que viéramos crecer una arruga en nuestra piel...

Sólo desde nuestra asunción de nuestras incapacidades podemos ser capaces de penetrar en el alma de los árboles. Para entenderlos, para saber quiénes son, de quiénes se trata, nos exigen que hablemos su mismo lenguaje: un lenguaje de humildad partiendo de la asunción y reconocimiento de nuestros propios límites e incapacidades, de nuestras imperfecciones como seres humanos, de nuestras torpezas. Los árboles son la gran metáfora de nosotros mismos. Y son un reflejo de lo que somos o de lo que debemos ser. Tienen un poder de restablecimiento de los valores, son re-habilitadores espirituales,recomponen nuestro paisaje o geografía espiritual a través de ese diálogo que se establece, de ese entendimiento mutuo nacido de la comunicación compartida por ese mismo lenguaje que nos propusimos establecer. Esta relación nos vincula de alguna manera con la Naturaleza y necesariamente, con nosotros mismos porque venimos de ella y daremos con los huesos en ella (Calderón de la Barca dixit).De todo ello son capaces los árboles. 
Conozcámoslos, amémoslos, abracémoslos,cuidémoslos...

viernes, 30 de mayo de 2014

Santa Isabel es ese lugar que todos visitaremos (2ª parte)

Los líquenes son esos grandes olvidados de los cementerios. Se adhieren a las lápidas colonizándolas y a modo de paneles explicativos, recrean o simulan la manera en que la vegetación comenzó a tapizar los riscos y rocas desnudas hasta formar grandes extensiones de bosques.Son una viva representación de las etapas dinámicas de la vegetación. Los líquenes son asociaciones entre una alga y un hongo muy fructíferas y exitosas. Son el comienzo de la vida. No deja de ser una contradicción resultante de ese juego de fuerzas que es la Vida. Me recuerda a las teorías de Marx y a aquello que decía Baroja de que la vida es "contradicción y pelea."¿Cómo un lugar reservado a la Muerte, al culto de los muertos, a esa insoslayable realidad que constituye la Muerte sea el lugar idóneo para el asentamiento de la Vida? Los líquenes crecen pues allí donde la vida aún no es, no existe, y crean las condiciones necesarias para la posterior implantación de otros tipos de vegetación más avanzados.


Los líquenes van colonizando la piedra y con la ayuda del viento, del frío y de la lluvia, irán disolviendo la roca...


...tras los líquenes se instalan los musgos, plantas muy primitivas aunque pioneras puesto que representan aquel insólito primer "asalto" de los primeros vegetales sobre tierra firme. Pagaron su hazaña, su arrojo primigenio, con un escaso y exiguo desarrollo y nula especialización que les permitiera crecer y competir como el resto de los vegetales, quedándose relegados a las zonas más oscuras y recónditas... 


...sobre el musgo se acumulan restos vegetales y un rico humus propicio para plantas más exigentes en nutrientes y más especializadas, capaces de nutrirse por sí mismas...


...ahí, sobre el verde oscuro del musgo aparecen manchas de un verde claro: son las plantas del género Sedum.Son plantas con hojas carnosas en cuyo interior guardan el agua y otras sustancias nutritivas sabedoras de la escasa 
presencia de suelo y consecuentemente, de escasez de agua...



Las hiedras son también plantas adaptadas a situaciones complicadas y siempre oportunistas acudiendo allí dónde se les presenta una oportunidad. Sus pequeñas raicillas adventicias que les sirven de fijación seguirán su trabajo "descomponedor" de la caliza o de la arenisca y por lo tanto, colaborarán en la disolución de los minerales... Las primeras herbáceas anuncian unas mínimas condiciones de humedad...  


...y que los árboles, en este caso, los Sicómoros o Falsos arces se encargarán de finalizar el ciclo hundiendo sus raíces en la roca y continuando la labor de creación de más suelo.


lunes, 19 de mayo de 2014

El parque de Arriaga (3ªparte)

6.- EL TEJO Y LA TEJA El tejo es un árbol dioico: existen ejemplares masculinos y femeninos. A los acebos, a los álamos, a los sauces... les sucede lo mismo.Esto supone que deben coexistir pies de distinto sexo para poder prosperar y sobrevivir. Por esta razón la proporción de machos es siempre más elevada que la de hembras con el objetivo de aumentar las posibilidades de polinización por parte de aquellos y asegurar así la perpetuación de la especie. Esto supone también una ventaja evolutiva con respecto a otras especies hermafroditas (monoicas) puesto que facilita la diversidad genética de las poblaciones. El tejo es una especie de crecimiento lento, apenas forma bosques, sino pequeños rodales y la naturaleza anticipándose también a los afanes y la codicia humanos los ha dotado de estos “kits” de supervivencia. "Echar los tejos" se decía en nuestros pueblos cuando las enamoradas apuntaban a su pretendiente echándole una ramilla de tejo para invocar al amor.

El Lluvia de oro o Falso ébano es uno de los primeros árboles que florece en los parques y jardines. 


Las deutzias florecen en el parque en el mes de mayo, ya bien entrada la primavera. Sus corolas son acampanadas. Existen varios ejemplares junto a la chopera, a la altura de la ermita.


La variedad de especies provenientes de lugares tan diversos de climas dispares da lugar a escenas inverosímiles y algo desconcertantes para el que pasea y  mientras unas especies florecen, otras ya fructificaron. Es el caso de los cerezos que permanecen como un recuerdo vivo de los huertos que proliferaron en otras épocas en la que fuera la aldeíta de Arriaga. 

7.-EL PINSAPO: UN ENDEMISMO IBÉRICO La vegetación es siempre cambiante y dinámica porque los factores sobre los que se sustenta también lo son. El clima, el suelo, la orografía cambian y transforman el paisaje. Enormes extensiones de terreno que hoy pisamos estuvieron sumergidas bajo el agua y zonas que hoy son casi desérticas fueron bosques tropicales. Durante el Terciario, hace 60 millones de años, el pinsapo o pinabete cubría gran parte de Andalucía. Hoy, dada su particular ubicación en los escarpes más recónditos de las cordilleras de sierra Bermeja o de Ronda, ha podido subsistir hasta nuestros días. Es lo que llamamos una especie relicta: una reliquia o un reducto del bosque primitivo que ha pervivido hasta nuestros días como recuerdo de otras épocas. El pinsapo es una especie muy plantada en Vitoria-Gasteiz y muy presente en el parque de Arriaga.

8.- EL ÁRBOL DE JUDAS Al árbol de Judas se le llama así porque se cree que Judas lo eligió para ahorcarse arrepentido por delatar a Jesús por unas monedas de plata. Por eso se cree que desde entonces crece torcido. Es cierto que una de las características de este árbol es que parece siempre buscar con desesperación una luz que le falta y que busca con ahínco. No es de extrañar que, plantado entre otros árboles que le privan de luz, se sienta obligado a ello porque es muy amante de entornos soleados: carácter mediterráneo. Es un árbol muy adaptable y unido a su fácil propagación por semilla hace que sea considerada como una especie invasora. De este modo crece espontáneamente por todo el parque. Se le trajo para adornar los jardines de las casas con amplios jardines, muy comunes en conventos y cuarteles.Su floración es precoz antes incluso que le nazcan las hojas que recuerdan a un riñón. Sus flores nacen en ocasiones desde el mismo tronco o desde las ramas. Crecen algunos ejemplares en el "Parque de aventuras". 


En la siguiente fotografía las magnolias ofrecen sus infrutescencias durante los meses de primavera muchas de ellas aún inmaduras. Al principio tienen ese color anaranado hasta tomar después un color pardo o marrón, casi negro. Las semillas se alojan en el interior de cada escama y tienen un color rojo o carmesí muy lustroso, del tamaño de un garbanzo. Muchas aves, sobre todo las urracas, logran introducir sus picos en ellas y las extraen cuidadosamente para comérselas después. Las he observado incluso introducir estas "piñas" en los charcos de lluvia con el objetivo de "ablandarlas" y poder extraer así las semillas con mayor éxito.



Os pongo una foto de una interesantísima ave tan ligada a nosotros. Siempre observándonos aunque no lo parezca. Son auténticas espías que nos vigilan, como correveidiles que recopilan escrupulosas datos y apuntes de nuestros hábitos y costumbres rutinarios puestas al servicio de alguna agencia secreta. Observadoras natas, vocingleras y despiadadas, son una aves muy, muy inteligentes, os lo puedo asegurar. Gozan de un sambenito injusto como ladronas y aves de mal agüero pero limpian nuestras ciudades de numerosos deshechos orgánicos, alimentándose además de infinidad de insectos dañinos para la agricultura.



9.-LOS LIRIOS DE ARRIAGA Hasta bien entrado el siglo XX la procesión del Corpus Christi de Vitoria se caracterizaba por las enormes cantidades de lirios que tapizaban el suelo del recorrido de esta tradicional procesión. Estos lirios, antaño muy abundantes en la balsa de Arkaute, eran cortados por los jardineros de Vitoria y llevados hasta el casco medieval y la plaza de España, donde se esparcían por la calzada.


























10.- LOS PARQUES Y JARDINES  SON…

…pulmones verdes
…climatizadores naturales
…aislantes del ruido del tráfico
…grandes escobas que barren las partículas contaminantes en la atmósfera
…reservas de la bio-diversidad
…lugares para el encuentro y el descanso











sábado, 17 de mayo de 2014

El parque de Arriaga (2ª parte)

4.- ÁRBOLES Y SÍMBOLOS Los árboles han servido de símbolos por la admiración y veneración que los humanos han sentido por ellos. Por sus grandes dimensiones, por ser una fuente permanente de riqueza y alimento, por procurar sombra y cobijo, por su longevidad testigo de varias generaciones de personas, han pasado a formar parte de nuestra cultura en forma de leyendas, mitos y creencias. La verticalidad de los árboles ponía en contacto ambos mundos; el cielo y la tierra. Bajo la sombra de los robles vascos se celebraban consejos o “batzarrac” que se transformaban en leyes no escritas pero de obligado cumplimiento. El tejo es el centro del calendario celta porque es el testigo inmutable del paso del tiempo, quizá por su longevidad. Para el poeta Ovidio el camino al infierno estaba "admirablemente" adornado  por estos longevos árboles. De la misma manera que el tejo es el árbol venerado por los pueblos del norte, el ciprés es el árbol sagrado y mitológico de los pueblos del ámbito mediterráneo. El ciprés estaba consagrado al dios Hades de los griegos. Hades era también el mundo subterráneo de las profundidades, rico en minerales y metales preciosos.Según la mitología griega, allí descansaban los muertos aunque les fuera permitido regresar al mundo de los vivos para "arreglar sus cuentas". Hades o Plutón para los romanos, les cedía un casco que les otorgaba el don de la invisibilidad y podían resarcirse así más fácilmente de sus enemigos. Después debían retornar al Hades. La mitología celta y clásica gira continuamente entorno a los árboles.O antiguas creencias de carácter pagano como que ahuyentaban a los rayos o protegían las haciendas de las tormentas. ¿Es por ello que existe un ejemplar de laurel junto a la ermita de San Juan? Julio César tenía siempre a mano una corona de laurel para ahuyentar al rayo, y así un montón de ejemplos más.


La Acacia de tres púas (Gleditsia triacanthos) posee estas peculiares legumbres que asemejan jirones de cuero retorcido aunque brillante y lustroso. A sus semillas se las oye en su interior cuando el viento las agita. 

Las catalpas (Catalpa bignonioides) proceden de América del Norte. Un árbol al que hemos denigrado y vejado. Lo trajimos para embellecer nuestras calles y ahora lo aborrecemos injustamente. En la imagen las legumbres, muy largas,se mantienen en el árbol hasta bien entrada la primavera. Es una imagen muy invernal la de estos árboles con las ramas desnudas y algo desoladas. 

Las vainas ya abiertas de las catalpas se amontonan en las márgenes de las sendas del parque en la primavera tras haber permanecido durante el invierno sobre las ramas de los árboles.

5.-LOS HAYAS: HABERLOS, HAYLOS Me refería  al carácter norteño del parque de Arriaga. Entonces es el lugar apropiado para los hayas. Según reza una sentencia popular “El haya, los pies secos y la cabeza mojada”. Esto nos quiere indicar que por su ubicación en laderas con cierta pendiente y una fuerte infiltración del agua en el sustrato hace que deba suplir esta carencia de humedad constante en el suelo con una fuerte humedad presente en el aire, lo que le procuran las nieblas tan presentes en las altitudes medias y altas de nuestras cordilleras. Las márgenes de las hojas de estos árboles de carácter un tanto mágico están recubiertas de una pilosidad que “atrapa” al agua condensándola y vertiéndola como si se tratara de pequeños canalones, hacia el suelo. Los hayas fueron aquí plantados por los jardineros pero se han habituado al entorno de nuestras ciudades por su afán generoso, tal es la cualidad de los árboles y de la Naturaleza.
En el parque podemos observar el haya común, y dos variedades de jardinería: el haya de hojas púrpura y el haya llorona de ramas caedizas. Haberlos, haylos.


No obstante, no los confundamos con los ubicuos y muy estimados ciruelos mirabolanos...



 

viernes, 16 de mayo de 2014

El parque de Arriaga (1ª parte)

0.- EL PARQUE DE ARRIAGA El parque de Arriaga consta de 180.000 ha. Se construyó en 1979 sobre antiguas tierras de labranza y de cereal.  Es el de mayor extensión. Además alberga más de 150 especies de árboles y arbustos. Es un auténtico parque botánico. Su situación geográfica, al norte de la ciudad y la influencia oceánica posibilita el crecimiento de especies propias de los bosques templados y húmedos como los tan ornamentales hayas de hojas púrpuras, los arces o los robles albares. El entorno industrial siempre gris y contaminado representado por la actividad febril de Michelin y el intenso tráfico de las circunvalaciones vecinas del entorno hacen de este parque un auténtico pulmón verde. Además de la rosaleda y su corolario de plantas aromáticas contiguas al aparcamiento debemos destacar la zona denominada “Parque de aventuras”. En torno a la pequeña cascada y los recoletos estanques de inspiración japonesa se hallan allí representadas las especies que componen el rico sotobosque típico de la vegetación de la llanada alavesa. Junto a la ruidosa y caótica circunvalación y en la zona más despejada y luminosa del parque residen las coníferas como los cedros, los abetos o las secuoyas, tan amantes de la luz. Para ello será necesario pisar el césped para poder admirar sus bellas siluetas y diseños tan dispares y comparar unas con otras. En la zona del parque junto a la calle de Aguirrelanda aún perduran los nogales, los avellanos y los cerezos que fueron plantados en lo que fue una zona destinada a huertas.
Junto a la ermita juradera de San Juan, dos ringlas o filas de chopos cruzan el parque y nos recuerdan que por allí pasaba y pasa aún el río Abendaño aunque sumergido en la oscuridad del olvido (y del asfalto)

1.- LAS CONÍFERAS Las coníferas, esas gigantes tan tenaces, son relegadas  a los lugares más inhóspitos y hostiles de la Tierra.
La escasez de agua y de suelo no son más que un acicate para ponerse a prueba y salir adelante. Sus hojas perennes no son más que una prueba de ello. Su diseño acicular, en forma de alfiler, se hallan envueltas por una gruesa cutícula que las preserva del frío y de las heladas intensas, además de la sequía. Y el carácter perenne de sus hojas no son más que una adaptación a las latitudes más septentrionales. ¿Para qué  tener que renovar sus hojas cada año si los meses estivales son allí muy breves? ¿No significaría una pérdida enorme de energía y de reservas? Sus ramas pegadas al tronco las protegen de los vientos acuciantes y sus formas cónicas, de las fuertes nevadas de aquellas latitudes. En cambio, son especies amantes de la luz y crecen en las zonas más despejadas e iluminadas del parque,junto a la calle de Juan de Garay. Destacan los cedros y los abetos además de alguna secuoya.Las coníferas, exceptuando unos pocos casos,crecen en el hemisferio Norte. 

Este conjunto de cedros junto a Juan de Ayala parecen bailar como derviches 


En la imagen de arriba una Picea pungens, de un llamativo color glauco o azulado, es frecuente en el parque. Detrás de ella le secundan los álamos boleanos, de troncos blanquísimos y de perfiles columnares. En la siguiente fotografía os muestro unas tumoraciones algo recurrentes en estos árboles. La madera, quizá por la acción de una bacteria, comienza a dar signos visibles de pudrición y el viento del otoño los quebrará irremisiblemente poniendo un punto y final a su ciclo biológico. 


Los parques urbanos son además modestas aunque interesantísimas colecciones botánicas. Las diferentes variedades de cada especie creadas por el hombre se proponen ensalzar tal o cual cualidad. Existen formas lloronas "pendula", formas piramidales "verticalis" o formas rastreras con una clara vocación arbustiva "horizontalis". El color del follaje también puede ser un factor ornamentístico; las tonalidades azuladas o grisáceas reciben el adjetivo de "glauca" o un otoñal follaje púrpura recibe el apelativo de "purpurea".


Me maravilla y sorprende a la vez la vocación decididamente espartana, sobria, adusta de nuestra vegetación ibérica. Las duras y rigurosas condiciones que se imponen sobre nuestros árboles les imprimen un carácter recio, montaraz, bravo. Lejos de la bucólica campiña, de la blanda y sinuosa loma o de la planicie risueña de nuestros países vecinos de Europa, aquí la vegetación ha de asentarse en escarpados y pedregosos cerros, orientados en muchos casos a un sol cegador, a una lluvia casi inexistente. Inevitablemente pienso en Azorín o en Baroja cuando fundieron en sus textos psicología y paisaje. Luego llegó Ortega para desmentirlo y presentar al paisaje como un espacio absolutamente moldeable y esculpible. Para Ortega la Castilla desamueblada era un rasgo más de la más absoluta desidia y dejadez del español. Definitivamente años más tarde llegará Delibes "desnoventayochizando" Castilla.

 2.- MIEDO AL INVASOR Las especies invasoras tienen la particularidad de ser plantas muy adaptables a los diferentes climas y condiciones de cada lugar. Libres de competidores que frenen su expansión, se reproducen desaforadamente poniendo en peligro a otras muchas otras especies. Su erradicación es difícil dando lugar a un impacto no solo ecológico sino también económico puesto que su erradicación requiere de medios a veces muy costosos. No olvidemos tampoco el impacto que muchas veces olvidamos, el paisajístico, alterándolo, diluyendo el carácter que la vegetación de cada zona imprime al paisaje, a sus características no solo culturales sino humanas. Un caso particular es el Ailanto, que crece por doquier en el parque de Arriaga al amparo de la cobertura que le prestan los macizos arbustivos. Esta planta es una exterminadora nata. Segrega una sustancia tóxica en las hojas y tronco que interviene en la modificación de las propiedades químicas del suelo limitando el crecimiento del resto de plantas en sus alrededores.

En esta imagen de la izquierda un ailanto crece espontáneamente entre unos macizos de cotoneásteres. Tiene unas hojas larguísimas que pueden llegar a los 50 centímetros. Si las frotáis segregan un olor acre muy característico. Tiene cierto valor ornamental dado que en el otoño sus frutos toman un color púrpura que destaca sobre el follaje verde aún. A pesar de su sambenito por su carácter invasor, no deja de tener su espacio reservado en el parque, como un ejemplo de lo que no debe ser, de la falta de previsión en la toma de algunas decisiones, muchas veces provenientes de las administraciones.
También se le llama Árbol del barniz o Falso zumaque.


3.- FLORES QUE NO VEMOS Estamos acostumbrados a ver florecer a numerosas plantas de flores muy llamativas y vistosas. ¿Quién de nosotros no se ha detenido durante nuestras caminatas para observar la temprana floración de los cerezos y de los espinos en la primavera? Resulta que existen otras especies que por su floración discreta apenas nos detenemos a observarlas, pero florecer, florecen. Es el caso de los robles, cuyas flores se agrupan en amentos y pasan muy desapercibidas, al igual que los Falsos arces o sicómoros. No debemos olvidar que en el parque de Arriaga, como en la mayoría de los parques urbanos, existen plantas provenientes de lugares remotos de características climáticas muy diferentes de las nuestras. Es por ello que muchas especies de árboles florezcan ¡en pleno otoño! tal es el caso de los cedros.
En esta fotografía podéis apreciar los amentos masculinos de la encina que crece en uno de los rincones del parque, junto a la rotonda de América Latina. Los amentos son esos filamentos colgantes en torno a los cuales crecen las diminutas flores masculinas. La encina (Quercus ilex subs. rotundifolia) es un árbol mediterráneo, amante de la luz. La madera de la encina es tenaz y resistente. Su hoja perenne parece no inmutarse al paso de las estaciones, excepto en la primavera cuando sus nuevas hojas tienen un tono verde más pálido que contrasta con las hojas maduras.

La silueta redonda de la encina es la imagen viva de la idea de fertilidad y de abundancia. 

jueves, 1 de mayo de 2014

Las columnas de Salomón

El ciprés es tan consustancial a los cementerios y camposantos que también es conocido como el Ciprés de los cementerios. Es omnipresente en el cementerio de Santa Isabel aunque comparte espacio con los Cipreses de Arizona o arizónicas y creo que también con algún que otro Ciprés de Monterrey.
Flores masculinas y piñas (gálbulos). Apreciad las hojas en forma de escamas

Aspecto de la corteza grisácea y estriada. A menudo se desprenden en tiras

Las velloritas aprovechan las zonas intermedias o praderitas para florecer 
Las pawlonias, los evónimos y los árboles de Judas contrastan con las grises sepulturas



Ciprés que semeja una antorcha que simboliza, casualmente, a la vida
El empleo de este árbol en el mundo cristiano no es originalmente propio. Las culturas helénicas y otros pueblos antiguos transfirieron su culto a los cristianos. Fue un árbol adorado por los griegos. Su nombre proviene de la palabra "Kiprós", Chipre. Si el tejo es el árbol venerado por los pueblos del Norte, el Ciprés lo es por los pueblos del Mediterráneo.

"Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales..."
(Este es un poema de Gerardo Diego)

El Ciprés es un árbol rústico, resistente a las sequías y a las heladas. Su madera es dura y tenaz, muy resistente a la putrefacción. Platón propugnaba que las leyes fueran escritas sobre la madera de estos árboles dado que su madera era más dura que el bronce. Es por ello muy empleada en trabajos de ebanistería. Es una conífera, de la familia de las Cupresáceas. El rasgo caracterizador de esta familia son sus hojas escuamiformes que cubren enteramente sus ramillas. Se disponen imbricadas o puestas una frente a la otra. Parecen estar dispuestas como las tejas en los tejados o como la piel de los ofidios. La corteza es grisácea, muy pálida, ligeramente estriada y se desprende en tiras muy delgadas.
Las piñas son unos gálbulos, esas bolitas esféricas que van sujetas a las ramas por medio de un pequeño pedúnculo, a veces inexistente dependiendo de la especie.Están compuestas a su vez de escamas con apariencia de escudos que,a medida que va madurando, se separan y liberan a las diminutas semillas que se albergan en su interior.Las flores masculinas son muy abundantes en la primavera muy temprana y se disponen al final de cada ramilla.Entonces el follaje de estos árboles toma un aspecto herrumbroso,roñoso,como planchas de metal oxidado.
Los conos femeninos son menos abundantes y al principio de su desarrollo casi hay que buscarlos;son casi esféricos, primero de color verde, luego grises, brillantes y lustrosos. Luego se tornan leñosos una vez que maduran.¡Pueden permanecer en el árbol durante algunos años antes de abrirse!Los árboles emplean a veces extrañas estrategias para asegurar su descendencia.
El porte es típicamente columnar,muy identificable.Es un árbol al que se le relaciona con la inmortalidad por su longevidad y por su madera prácticamente incorruptible.
Alrededor de las tórtolas turcas existe una curiosa leyenda que os contaré. Son muy querenciosas de los cipreses, donde anidan

Existe una leyenda ligada a los Cipreses. Un rey de la antigua Grecia de nombre Cipariso tenía siete hijas preciosas. La gente las conocía como las Ciparisas. En las fiestas en honor a Core y Deméter, las chicas bailaron sin parar sin atender a su agotamiento. La más joven, extenuada, cayó en un estanque. Su hermana se lanzó a salvarla, pero su fatiga le impedía ayudar a la pequeña. Para evitar que perecieran ahogadas, una tercera hermana se lanzó en auxilio de las dos menores. Así, una tras otras otra, la siete muchachas se lanzaron al agua y se ahogaron. La Tierra, compadecida, las transformó en bellos cipreses.