jueves, 1 de mayo de 2014

Las columnas de Salomón

El ciprés es tan consustancial a los cementerios y camposantos que también es conocido como el Ciprés de los cementerios. Es omnipresente en el cementerio de Santa Isabel aunque comparte espacio con los Cipreses de Arizona o arizónicas y creo que también con algún que otro Ciprés de Monterrey.
Flores masculinas y piñas (gálbulos). Apreciad las hojas en forma de escamas

Aspecto de la corteza grisácea y estriada. A menudo se desprenden en tiras

Las velloritas aprovechan las zonas intermedias o praderitas para florecer 
Las pawlonias, los evónimos y los árboles de Judas contrastan con las grises sepulturas



Ciprés que semeja una antorcha que simboliza, casualmente, a la vida
El empleo de este árbol en el mundo cristiano no es originalmente propio. Las culturas helénicas y otros pueblos antiguos transfirieron su culto a los cristianos. Fue un árbol adorado por los griegos. Su nombre proviene de la palabra "Kiprós", Chipre. Si el tejo es el árbol venerado por los pueblos del Norte, el Ciprés lo es por los pueblos del Mediterráneo.

"Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales..."
(Este es un poema de Gerardo Diego)

El Ciprés es un árbol rústico, resistente a las sequías y a las heladas. Su madera es dura y tenaz, muy resistente a la putrefacción. Platón propugnaba que las leyes fueran escritas sobre la madera de estos árboles dado que su madera era más dura que el bronce. Es por ello muy empleada en trabajos de ebanistería. Es una conífera, de la familia de las Cupresáceas. El rasgo caracterizador de esta familia son sus hojas escuamiformes que cubren enteramente sus ramillas. Se disponen imbricadas o puestas una frente a la otra. Parecen estar dispuestas como las tejas en los tejados o como la piel de los ofidios. La corteza es grisácea, muy pálida, ligeramente estriada y se desprende en tiras muy delgadas.
Las piñas son unos gálbulos, esas bolitas esféricas que van sujetas a las ramas por medio de un pequeño pedúnculo, a veces inexistente dependiendo de la especie.Están compuestas a su vez de escamas con apariencia de escudos que,a medida que va madurando, se separan y liberan a las diminutas semillas que se albergan en su interior.Las flores masculinas son muy abundantes en la primavera muy temprana y se disponen al final de cada ramilla.Entonces el follaje de estos árboles toma un aspecto herrumbroso,roñoso,como planchas de metal oxidado.
Los conos femeninos son menos abundantes y al principio de su desarrollo casi hay que buscarlos;son casi esféricos, primero de color verde, luego grises, brillantes y lustrosos. Luego se tornan leñosos una vez que maduran.¡Pueden permanecer en el árbol durante algunos años antes de abrirse!Los árboles emplean a veces extrañas estrategias para asegurar su descendencia.
El porte es típicamente columnar,muy identificable.Es un árbol al que se le relaciona con la inmortalidad por su longevidad y por su madera prácticamente incorruptible.
Alrededor de las tórtolas turcas existe una curiosa leyenda que os contaré. Son muy querenciosas de los cipreses, donde anidan

Existe una leyenda ligada a los Cipreses. Un rey de la antigua Grecia de nombre Cipariso tenía siete hijas preciosas. La gente las conocía como las Ciparisas. En las fiestas en honor a Core y Deméter, las chicas bailaron sin parar sin atender a su agotamiento. La más joven, extenuada, cayó en un estanque. Su hermana se lanzó a salvarla, pero su fatiga le impedía ayudar a la pequeña. Para evitar que perecieran ahogadas, una tercera hermana se lanzó en auxilio de las dos menores. Así, una tras otras otra, la siete muchachas se lanzaron al agua y se ahogaron. La Tierra, compadecida, las transformó en bellos cipreses.

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