Flores masculinas y piñas (gálbulos). Apreciad las hojas en forma de escamas |
Aspecto de la corteza grisácea y estriada. A menudo se desprenden en tiras |
Las velloritas aprovechan las zonas intermedias o praderitas para florecer |
Las pawlonias, los evónimos y los árboles de Judas contrastan con las grises sepulturas |
Ciprés que semeja una antorcha que simboliza, casualmente, a la vida |
"Cuando te vi, señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales..."
(Este es un poema de Gerardo Diego)
Las piñas son unos gálbulos, esas bolitas esféricas que van sujetas a las ramas por medio de un pequeño pedúnculo, a veces inexistente dependiendo de la especie.Están compuestas a su vez de escamas con apariencia de escudos que,a medida que va madurando, se separan y liberan a las diminutas semillas que se albergan en su interior.Las flores masculinas son muy abundantes en la primavera muy temprana y se disponen al final de cada ramilla.Entonces el follaje de estos árboles toma un aspecto herrumbroso,roñoso,como planchas de metal oxidado.
Los conos femeninos son menos abundantes y al principio de su desarrollo casi hay que buscarlos;son casi esféricos, primero de color verde, luego grises, brillantes y lustrosos. Luego se tornan leñosos una vez que maduran.¡Pueden permanecer en el árbol durante algunos años antes de abrirse!Los árboles emplean a veces extrañas estrategias para asegurar su descendencia.
El porte es típicamente columnar,muy identificable.Es un árbol al que se le relaciona con la inmortalidad por su longevidad y por su madera prácticamente incorruptible.
Alrededor de las tórtolas turcas existe una curiosa leyenda que os contaré. Son muy querenciosas de los cipreses, donde anidan |
Existe una leyenda ligada a los Cipreses. Un rey de la antigua Grecia de nombre Cipariso tenía siete hijas preciosas. La gente las conocía como las Ciparisas. En las fiestas en honor a Core y Deméter, las chicas bailaron sin parar sin atender a su agotamiento. La más joven, extenuada, cayó en un estanque. Su hermana se lanzó a salvarla, pero su fatiga le impedía ayudar a la pequeña. Para evitar que perecieran ahogadas, una tercera hermana se lanzó en auxilio de las dos menores. Así, una tras otras otra, la siete muchachas se lanzaron al agua y se ahogaron. La Tierra, compadecida, las transformó en bellos cipreses.
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