Ramón J.Sender representó para mí otro modo de enfrentarme a la literatura. Si la literatura es ese panorama vasto, enorme, repleto de palabras, imágenes, ideas y reflexiones que prefiguran el modo de entender, no solo la literatura, sino el mundo del que escribe, Ramón J.Sender concursaba de otra manera muy diferente a cómo lo habían hecho los escritores anteriores, mis escritores. Yo ya había probado a los del 98, en buena medida a los precursores de alguna manera, de aquella pléyade de artistas que compartieron época, estética, y temática. Azorín fue el primero de ellos. Luego vino Baroja y después el resto, Valle-Inclán, Maeztu,Unamuno…
Tras este período de lecturas noventayochistas, me remonté a la literatura de posguerra, y conocí mucho a Delibes, Cela, Sánchez Ferlosio. Pero Ramón J.Sender me costó. Algunas de sus novelas me resultaron fáciles, pero otras, la mayoría, se me presentaban ciertamente algo desconcertantes por su densidad narradora en algunos casos, por su complejidad en el tratamiento de la sicología de los personajes y por la cantidad de metáforas, imágenes, y variedad de estilos y formas.
Ramón J.Sender nació en Chalamera de Cinca, un pueblecito de Huesca en 1901 y murió en San Diego, California, en 1982. Tuvo un padre muy autoritario y
muy pronto se escapó a Madrid, sin los estudios que iniciaría años más tarde.
Fue siempre admirador de personajes algo revolucionarios. Más tarde, en 1923
fue soldado en Marruecos y su estancia en Melilla le hizo recoger noticias de
primera mano acerca del desastre de Annual. Gracias a ello escribió dos novelas
interesantes “Una hoguera en la noche” e “Imán” esta última escrita después de
la guerra en 1930. Es un relato estremecedor, escrito con un gran realismo y
veracidad. Se enmarca dentro de una corriente antiimperialista que recorrió Europa
por aquellos años dentro de lo que se llamó la literatura de guerra o
literatura bélica. Más tarde, escribirá dos novelas basadas en hechos tremendos
que acaecieron en dos pueblos españoles y distantes entre sí: “El lugar de un
hombre” (1939) y “Viaje a la aldea del crimen” (1934) basadas respectivamente
en los crímenes tan luctuosos y aciagos de Cuenca y en los asesinatos por parte
de la policía de un grupo de campesinos amotinados transcurrido en 1933.
Pero su novela más conocida es “Réquiem por un campesino
español” que primeramente se tituló “Mosén Millán”. Ambientada en la Guerra
Civil española, es una novela cruda, llena de un realismo que no cabe en el
libro aunque atravesada de imágenes que la contagian de un lirismo profundo y
conmovedor. Después vino “Crónica del alba”. Un resumen lleno de anécdotas, de
vicisitudes de los primeros años del escritor. Un ejemplo de la emergencia del
ser humano al mundo, el descubrimiento de su yo, el despliegue de sus
capacidades, su evolución hacia la madurez. Una excepcional obra, extensa, pero
amena. De la mano de Pepe Garcés (el autor habla mediante este personaje) nos
narra su vida en los primeros años en su Huesca natal.Posteriormente, ya en “
El mancebo y los héroes” transcurrirá en Zaragoza para luego, en “La onza de
oro” regresar al pueblo natal de sus abuelos en la montaña oscense. Este libro
es una buena oportunidad además para conocer las costumbres ancestrales de los
habitantes del Alto Aragón. Él, Garcés, nos narra la vida de sus abuelos y del
resto de los habitantes. El campo era el marco en el que sus vidas se
desenvolvían y el lugar en el que se entablaban sus luchas por su existencia.
No puedo obviar la cantidad de novelas de índole histórica que Sender escribió.
Cito a “Carolus Rex”, el intrigante y trágico libro “La aventura equinoccial de
Lope de Aguirre” y también “Tres novelas teresianas”.
En resumen, sus novelas se pueden dividir en novelas realistas,
en otras que son más bien oníricas, entroncadas con el surrealismo, “El verdugo
afable”, “El rey y la reina”. También otras de índole periodística “Imán”, “Mr.
Witt en el Cantón” y otras novelas de corte histórico “Carolus Rex” o “Tres
novelas teresianas”. Sus años en América le llevaron a escribir novelas y relatos como "Novelas ejemplares de Cíbola" y "Epitalamio del prieto Trinidad". Como dije ya, Ramón J.Sender emigró a USA por
contrariedades con el régimen advenedizo y no volvió más a España, a excepción
de los últimos años de la década de 1.970 con una becaria suya y que posteriormente editó unas memorias acerca de sus días en España. Él siempre quiso volver a su país
aunque su temperamento único, su independencia, no le convencieron finalmente y
decidió permanecer al otro lado del Atlántico, donde finalmente murió en 1982.
Leí que sus cenizas nadan en el Pacífico como una manera de asegurarse de su
permanencia definitiva lejos de España, aunque él siempre confesó su profundo
amor por su país. Ramón J.Sender, hasta siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Este espacio en blanco es para que opines y des tu punto de vista. Hazlo con moderación aunque a tu gusto y manera.