lunes, 16 de febrero de 2015

Pájaros

Las grajillas occidentales son aves gregarias, altamente sociables que construyen íntimos y complejos sistemas sociales. Las grajillas son córvidos, pertenecen a esa familia de aves un tanto denigradas por sus plumajes negros y oscuros, ligados con el mal agüero y los pronósticos funestos de consecuencias luctuosas. Desde luego que nada tiene que ver esto con la realidad. El sambenito se lo colgamos los humanos, siempre querenciosos al estigma, al encasillamiento de las cosas, absurdamente. Si estas aves de colores cenicientos y de ojos azulencos hablaran, nos darían mil vueltas. Existe un curioso libro escrito por un etólogo alemán, Konrad Lorenz cuyo título "Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros" es una vindicación de la inteligencia de estas aves. Las restituye y las coloca donde se merecen. Solo que en nuestras latitudes estas aves, junto con cornejas, cuervos y picarazas, gozaron siempre de mala prensa y fueron perseguidas y abatidas sin remisión, solo porque la ignorancia y la superstición alentaban todavía más a apretar el gatillo del escopetero o furtivo de turno contra estas aves agudísimas. Este libro, como os contaba unas líneas más arriba, son una colección de experiencias relatadas fruto de la convivencia del autor con ellas en su residencia austríaca, extrayendo así el lector sus conclusiones nunca antes imaginadas. Puede decirse que, el furtivo, después de empuñar el arma de la lectura con este libro y leer sus páginas sin necesidad de apuntar a nada más que a su sensibilidad, cabría esperar que trocara sus ánimos de exterminio por un deseo inequívoco encaminado a su protección y defensa. 
En todo caso, las grajillas pueblan nuestros campos y ciudades. Sus hábitos alimenticios son mayoritariamente vegetarianos si los comparamos con el resto de los córvidos. Sus poblaciones en la Península Ibérica son estables aunque se constató una ligera o tenue disminución en su número. En Vitoria las podemos observar en las casas con alguna altura conocidas como "casas de Echevarría" en cuyos bajos se halla la conocida cafetería de "El Mentirón" por ser este lugar un mentidero de la gente ociosa para reunirse. Sobre los tejados de este edificio y bajo sus aleros y cornisas, las grajillas protagonizan escaramuzas y riñas esporádicas emitiendo sus "chiaak" repetidos y algo desapacibles. Luego,en el invierno pero también durante otros épocas del año, se reúnen en sus dormideros sobre los castaños de Indias de ramas desnudas en el cercano parque de la Florida, al caer de la tarde, con las primeras luces de las farolas y los focos de los coches relumbrando en el asfalto de la carretera que discurre bajo ellos. A este coro grajillero se le unen las urracas, zanquilargas y colilargas, para pernoctar en las frías y desapacibles noches vitorianas.
El gregarismo de las grajillas es muy visible en los atardeceres cuando se congregan muchas de ellas sobre las ramas más altas de los castaños de Indias de la Florida

Las grajillas suelen adoptar estas posturas como "de enamorados" 





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