miércoles, 8 de octubre de 2014

Alas de mariposa

Yo apenas supe discernir una mariposa de otra. A golpe de observar sus evoluciones en el aire, de apreciar no solo los diferentes diseños de sus alas sino su variedad de formas, de asociar sus siluetas con las proximidades del cauce de un río o con praderas soleadas o con promontorios siempre escarpados concluí reconociendo algunas de ellas. De este modo aprendí que unas especies prevalecían sobre otras asociándose  a una vegetación específica que favorecía la preponderancia de una especie sobre otra. Y que el tipo de vegetación, —esto ya lo sabía—, varía de un lugar a otro incluso emparentados en su cercanía. Yo apenas conocía más allá de la Vanesa o la tan mentada Macaón, ésta última porque la pusieron de moda los periódicos locales desde que se tuvieron noticias de su existencia en los entornos lacustres de mi ciudad, Vitoria-Gasteiz.
Pavo real (Inachis io)
Sin embargo, tirando del hilo que iba desmadejando el ovillo, cada nuevo hallazgo o cada nueva especie que descubría me llevaba a la siguiente y así sucesivamente. Di con mariposas que, a pesar de sus coloraciones tan dispares, guardaban semejanzas en sus fisonomías, es decir, algunas eran netamente semejantes entre sí pero diferían luego grandemente en color y tamaño a pesar de que guardaban ciertas similitudes que me hacían pensar que de alguna u otra manera compartían un parentesco más que evidente. Con la primavera llegaron las primeras y allá por el mes de mayo comenzaron a asomar algunas de ellas. Las plantas aún no mostraban su floración y es por ello que las especies eran escasas. Pienso que aquellas pioneras de la primavera fueron no solo las más audaces sino las más rústicas y arrojadas porque el sol tímido y vergonzoso parecía acunarse entre las nubes como aquel recién nacido que esconde su ojuelos bajo el sayal de su nodriza...Luego a medida que la primavera descorrió el verano llegó la batahola de mariposas orquestales, festivaleras, multicolores...Eran una colección de retales fulgurantes que vibraban al compás de los días soleados. Estas demostraciones sólo remitían cuando las nubes se interponían allá arriba y entonces las mariposas plegaban velas y solo entonces volaban allá abajo, entre la vegetación espesa, agazapadas (como gazapos) o como lebratos huérfanos de calor. Me encandilaron sus colores, sus maneras de volar ¡planeos incluidos! sus caracteres; unas mansas y quietas, otras desconfiadas y levantiscas. Una veces se posaban en sus plantas nutricias, abriendo y cerrando sus alas espasmódicamente, como las valvas de un molusco. Me llevaron estas observaciones a hacerme con buenas guías relativas a los insectos lepidópteros (grupo que las engloba) y compartí algunas lecturas y conocimientos de la mano de algunas guías de la editorial Omega que compré en algunas librerías ya casi prontas al cierre y que descansaban allí, en la penumbra del olvido y entre el polvo siempre algo pudoroso. Allí se me revelaron los entomólogos (de la época de cuando Checoslovaquia como ya digo) pero que guardaban y guardan todo el conocimiento francamente actualizado, válido aún y nada deslucido a pesar del tiempo —y del cambio climático. Leo en estas cubiertas los nombres de los autores checoslovacos Ivo Nóvak y un tal Frantisek Severa así como un libro más pegado a nuestra provincia de Álava cuyo título "Mariposas diurnas de Álava" es un libro que despierta el interés por la cercanía. Aquellos libros fomentaron mi curiosidad avivada todavía más por sus denominaciones tan pintorescas que reciben muchas de ellas en los diversos idiomas y procedencias de toda Europa. Entre estos nombres tan peculiares puedo citar la “nazarena”,la “topacio, la “lunares de plata”, la “cejialba” o la “hechicera”, nombres vernáculos todos ellos que llevan implícitos comportamientos o características morfológicas que les son propias y que además portan en sí un conocimiento o sabiduría popular depositada en los arcanos de la Historia. La misma Historia que nos relata que el gran novelista ruso Nabókov fue,antes de nada, un ferviente admirador de estos insectos.

Una mariposa de la familia de los Hespéridos
Postura típica con las alas abiertas de una Vanesa de los cardos captando el calor del sol
Lobito agreste (Pyronia thithonus)
La Mariposa de la col es muy común en las huertas
Ícaro (Polyommatus icarus)
La medioluto (Melanargia galathea)
La tornasolada chica (Apatura ilia)


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