Yo apenas supe discernir
una mariposa de otra. A golpe de observar sus evoluciones en el aire, de
apreciar no solo los diferentes diseños de sus alas sino su variedad de formas,
de asociar sus siluetas con las proximidades del cauce de un río o con praderas
soleadas o con promontorios siempre escarpados concluí reconociendo algunas de ellas. De este modo aprendí que unas especies prevalecían sobre otras
asociándose a una vegetación específica
que favorecía la preponderancia de una especie sobre otra. Y que el tipo de
vegetación, —esto ya lo sabía—, varía de un lugar a otro incluso emparentados en su cercanía. Yo apenas conocía más allá de la Vanesa o la tan mentada
Macaón, ésta última porque la pusieron de moda los periódicos locales desde que
se tuvieron noticias de su existencia en los entornos lacustres de mi ciudad,
Vitoria-Gasteiz.
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Pavo real (Inachis io) |
Sin embargo, tirando del hilo que iba desmadejando el ovillo, cada
nuevo hallazgo o cada nueva especie que descubría me llevaba a la siguiente y
así sucesivamente. Di con mariposas que, a pesar de sus coloraciones tan
dispares, guardaban semejanzas en sus fisonomías, es decir, algunas eran
netamente semejantes entre sí pero diferían luego grandemente en color y tamaño
a pesar de que guardaban ciertas similitudes que me hacían pensar que de alguna
u otra manera compartían un parentesco más que evidente. Con la primavera
llegaron las primeras y allá por el mes de mayo comenzaron a asomar algunas de
ellas. Las plantas aún no mostraban su floración y es por ello que las especies
eran escasas. Pienso que aquellas pioneras de la primavera fueron no solo las
más audaces sino las más rústicas y arrojadas porque el sol tímido y vergonzoso
parecía acunarse entre las nubes como aquel recién nacido que esconde su ojuelos
bajo el sayal de su nodriza...Luego a medida que la primavera descorrió el
verano llegó la batahola de mariposas orquestales, festivaleras, multicolores...Eran
una colección de retales fulgurantes que vibraban al compás de los días
soleados. Estas demostraciones sólo remitían cuando las nubes se interponían
allá arriba y entonces las mariposas plegaban velas y solo entonces volaban
allá abajo, entre la vegetación espesa, agazapadas (como gazapos) o como
lebratos huérfanos de calor. Me encandilaron sus colores, sus maneras de volar
¡planeos incluidos! sus caracteres; unas mansas y quietas, otras desconfiadas y
levantiscas. Una veces se posaban en sus plantas nutricias, abriendo y cerrando
sus alas espasmódicamente, como las valvas de un molusco. Me llevaron estas observaciones a
hacerme con buenas guías relativas a los insectos lepidópteros (grupo que las
engloba) y compartí algunas lecturas y conocimientos de la mano de algunas
guías de la editorial Omega que compré en algunas librerías ya casi prontas al
cierre y que descansaban allí, en la penumbra del olvido y entre el polvo siempre
algo pudoroso. Allí se me revelaron los entomólogos (de la época de cuando
Checoslovaquia como ya digo) pero que guardaban y guardan todo el conocimiento
francamente actualizado, válido aún y nada deslucido a pesar del tiempo —y del
cambio climático. Leo en estas cubiertas los nombres de los autores checoslovacos
Ivo Nóvak y un tal Frantisek Severa así como un libro más pegado a nuestra
provincia de Álava cuyo título "Mariposas diurnas de Álava" es un
libro que despierta el interés por la cercanía. Aquellos libros fomentaron mi
curiosidad avivada todavía más por sus denominaciones tan pintorescas que
reciben muchas de ellas en los diversos idiomas y procedencias de toda Europa.
Entre estos nombres tan peculiares puedo citar la “nazarena”,la “topacio, la
“lunares de plata”, la “cejialba” o la “hechicera”, nombres vernáculos todos
ellos que llevan implícitos comportamientos o características morfológicas que
les son propias y que además portan en sí un conocimiento o sabiduría popular depositada en los arcanos de la Historia. La misma Historia que nos relata que
el gran novelista ruso Nabókov fue,antes de nada, un ferviente admirador de estos
insectos.
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Una mariposa de la familia de los Hespéridos |
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Postura típica con las alas abiertas de una Vanesa de los cardos captando el calor del sol |
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Lobito agreste (Pyronia thithonus) |
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La Mariposa de la col es muy común en las huertas |
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Ícaro (Polyommatus icarus) |
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La medioluto (Melanargia galathea) |
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La tornasolada chica (Apatura ilia)
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