Pronto el estío nos dirá adiós. Pero el adiós del verano es
la arribada del otoño, de esa multitud de acontecimientos que de una manera u
otra pergeñan la estación melancólica, de tránsito, de mudanza a esa otra
estación subsiguiente que es el invierno precario, insólito cuando sabe
disfrazarse de blanco, de gris, entreverado de blancuras,
atravesado por un ruido inexistente, o un silencio prístino acompañado del
cielo azulenco si las nubes descorren el lienzo azul.
(Es de noche. En la chimenea arden ya crepitantes
las maderas, aún húmedas, y subrepticiamente arden. La estancia dibuja las
sombras de los objetos; un velón, una botella de vino, una jaula con su
perdiz dentro.Un sotillo de álamos temblones asoma por encima de la ventana y la luna brilla como
un disco de plata.)
Esta escena, que parece sacada de una obra dramática y que
prefigura una escena en la que los personajes visten
ataviados a la antigua; la mujer con pañuelo a la cabeza y faldas largas con faldriquera
y el hombre, con un sombrero segoviano, camisa blanca con chaleco y pantalón gris algo raído con calzas. Los dos se miran en una penumbra consoladora. El fuego de la chimenea brilla en sus ojos tristes porque las cosas no han marchado como ellos anhelaban. El campo de Castilla impone su criterio, claudica torciendo las voluntades del hombre.
Las palomas cimarronas apeonan en las rastrojeras de Olárizu |
Pero abandonemos la estancia descrita, algo lúgubre, y tornemos a una escena que prefigura el otoño. Es de ayer. Un bando de palomas (Columba livia var.domestica) apeonaba los rastrojos, los campos desnudos. Revolaban los campos de aquí para allá, sobrevolando las heredades, buscando los granos de trigo o de cebada diseminados en la tierra. Era un bando nutrido,denso y abigarrado por la diversidad de colores y tonalidades de los miembros que lo componían. La forma típica es la paloma azul; plumaje gris azulado con el obispillo de color blanco, dos barras negras dibujadas en cada ala, sobre el pico tienen una cera blanca muy característica. Aunque debido a los cruzamientos con otras razas existen jaspeadas de negro, de blanco…En las ciudades son muy típicas y abundantes. Son de hábitos gregarios y sus parejas crían durante todo el año. Su voz es el arrullo en el que el macho galantea con ardor y contumacia a la hembra, inflamando el buche, arrollándola y atosigándola sin desmayo. Es una imagen que se repite anualmente en el otoño, después de cada cosecha. Las palomas, en el amanecer vuelan a los arrabales de Vitoria, se alimentan allí durante la jornada y, en la atardecida, regresan a los tejados y oquedades de los edificios urbanos para descansar. Tienen un vuelo eficacísimo, veloz, elástico.